Una semana en Nueva York - Día 4 - Martes 03/04/2012

Cuarto día.
Hoy nos toca excursión por Manhattan.

Después del desayuno, nos fuimos nuevamente rumbo de la Estación Central. Hoy teníamos contratado el TOUR del ALTO y el BAJO Manhattan.

Como de costumbre, llegamos antes de tiempo. Ya sé que a quienes me conocéis os parece raro que yo madrugue, pero sí, lo hago cuando es necesario ;-), de modo que estuvimos dando una vuelta, haciéndole fotos a las tartas que había allí (esas fotos las hizo Mariló) y comprándome un maravilloso Caramel Macchiato en el Starbucks (es la mejor forma de ocultar el sabor del café, con sirope de caramelo y crema...).

Una vez nos reunimos todos, empezó el tour.

Empezamos nuestra excursión en la GRAND CENTRAL TERMINAL.

Empezamos aquí en el "cielorraso" (lo confieso, he buscado el nombre del techo en internet, y un poquito más de información que os copio aquí).
El cielorraso, obra de Paul César Helleu, muestra el cielo invertido, como si el observador estuviera fuera de la esfera celeste. Existen muchas teorías al respecto, pero el mismo Helleu se encargó de aclarar que se había inspirado en un manuscrito medieval que representa el cielo de esa manera (desde la mirada de Dios).










Una pequeña sección del cielorraso se encuentra en claro deterioro, Se debe a que durante la última restauración se decidió dejar evidencia del gran trabajo realizado (lo he marcado con un círculo rojo). 















El reloj de cuatro caras que preside el Main Concourse se ha convertido en el símbolo indiscutible de la estación.







Esta es una vista de la sala de espera que se utilizaba antiguamente. Habéis visto qué lampara? Qué sala?

La estación central es obra de Cornelius Vanderbilt, hijo de un granjero arruinado que trabajó desde niño en el puerto de Nueva York, hasta que con 16 años pudo comprarse un barco y estableció un servicio de transbordadores entre Nueva York y Staten Island. Finalmente, logró instalar su propio negocio de vapores. Se hizo millonario transportando pasajeros en trayectos cortos alrededor de Nueva York. En los años cincuenta, dirigió su atención al sector de los ferrocarriles. Compró varias compañías ferroviarias que prestaban servicios en los alrededores de Nueva York, las unió, y ofreció el primer servicio regular entre Nueva York y Chicago.
La familia Vanderbilt, al construir la estación, eligió el roble y las bellotas como símbolo familiar, a partir del dicho popular "de una bellota puede salir un roble", en referencia a su humilde pasado.



Una vez terminamos nuestra visita a la estación, salimos a la calle y nos encaminamos al edificio Chrysler.

El edificio celebra el triunfo del automóvil frente al ferrocarril.
Tanto en su fachada exterior como en la decoración interna posee formas ornamentales inspiradas en las ruedas de los coches y los tapacubos.

Desde el piso 61 cuatro gárgolas con forma de águila vigilan el cielo de Manhattan, y en el piso 31, brillan tapas de radiadores de automóviles con alas.

También es conocida la historia de la aguja secreta: allá por los años 30, la construcción del Edificio Chrysler se convirtió en un maratón para lograr el edifició más alto de la ciudad. Pocos días antes de su finalización, Willian van Alen (el arquitecto que diseñó el edificio) lo coronó con una aguja que había construido en secreto y lo convertiría en el rascacielos más alto de Manhattan. Aunque no fue por mucho tiempo, ya que el Empire State Building le quitó este título sólo nueve meses después.

Después de la visita del edificio Chrysler, cogimos el metro hacia Wall Street. Y no podía dejar de poneros una foto del metro, por si alguien no ha estado nunca en uno.







Esta es la iglesia de la Trinidad.
Esta iglesia es uno de los edificios más antiguos de la ciudad.

Casi pasa inadvertida entre tanto rascacielos, pese a que su torre mide 86 metros de altura, y que durante medio siglo llegó a ser el punto más alto de toda Nueva York.
La visión de la punta del campanario era un símbolo que señalaba a los inmigrantes que llenaban los barcos sobre la proximidad de la ciudad.


En el cementerio de esta iglesia se encuentra enterrado Robert Fulton, que fue el inventor del barco de vapor.




Con la llegada de los grandes rascacielos, se temió que los ciudadanos de Manhattan nunca volvieran a ver la luz del sol, de modo que se creó un plan arquitectónico que todo el que quisiera construir un edificio de gran altura debía de seguir, y eso era, que el edificio debería de ir estrechándose desde su base, de modo que el sol consiguiera colarse entre ellos.


Inicialmente, la población de Nueva York se situaba en la zona baja de la ciudad, el Lower Manhattan, donde se ubica ahora el distrito financiera o Wall Street. En realidad, el nombre de Wall Street viene de los tiempos de la ocupación holandesa, donde se levantó un muro para proteger a la población de los indígenas. Hoy día sólo quedan unas marcas en el suelo por el sitio donde iba el muro.



Aquí tenemos una fotito del edificio de la bolsa de Nueva York, donde se decide el futuro económico de gran parte del mundo. Menos mal que no se puede visitar por dentro, porque con lo que me gusta comprar, ya me imaginaba diciendo...COMPRO, COMPRO...aunque no supiera el qué.










Aquí tenemos una foto del toro de la bolsa de Nueva York, aunque si pensáis ir a verlo, que no está exactamente frente al edificio, sino que lo movieron un poquito.

Como ya he dicho, Nueva York era en sus orígenes una colonia holandesa, y como muestra de esa herencia, podemos ver los parques y jardines decorados con estas maravillosas flores.













Seguimos por Washington Square Park, junto a la zona universitaria. 

Este es el arco del triunfo dedicado a George Washington, y es el verdadero símbolo del parque.
La gente aprovecha su tiempo para relajarse e incluso para tomar el sol. Menos mal que la fuente no tenía agua, si no, me la imagino flotando en la fuente con una colchoneta :-D


















La última parada de la excursión fue el Rockefeller Center, pero no sé como lo hice, que no encuentro ninguna foto, de modo que he cogido una de internet para poder enseñároslo.


Una vez terminamos el tour, volvimos en metro a Washington Square, para ir a comer a Ottos, un restaurante italiano que aunque no está en Little Italy, según nuestro guía era muchísimo mejor.

Después de eso, fuimos a otra pastelería llamada CRUMBS, y nos compramos unos cupcakes. Y finalmente, nos fuimos a una tienda de utensilios de repostería donde obviamente, Mariló no pudo evitar sus impulsos compradores....

Más tarde, cuando llegamos a Times Square, entramos en la tienda de Toys R Us, donde podemos encontrar una noria gigante para que los niños se monten, una zona llamada Candyland y muchísimos juguetes.
Yo quiero con Buddy!!
Socorro Superman!!!
Qué mona...
Socorro!!!












Os venís a hacer turismo?
Quien nos salvará??
Ummm, caramelos...












Y con esto, termino este cuarto día en Nueva York.

A partir de ahora en las siguientes entradas habrá menos fotos y serán más rápidas, porque los días agobiantes de andarnos toda la ciudad se han terminado, tengo que dejar cosas para mi segunda, tercera, cuarta, e incluso que puede que quinta visita, no?

1 comentarios:

Sandra Chacon dijo...
13 de mayo de 2012, 20:52

Me encanta como escribes...jolines... cuanta información recopilas. Veo las fotos y con las explicaciones me empapo de su historia, sus origenes.